La premisa del género siempre era la misma. Un fenómeno inesperado, mayormente un virus, aunque a veces no se especificaba la causa, se extendía por el planeta y quien no moría a causa del propio virus, moría por el apocalipsis posterior.
Siempre fallaba todo, la energía, las comunicaciones, el transporte, se producía el desabastecimiento general y a partir de ahí el caos, el sálvese quien pueda y el retroceso.
Siempre fallaba todo, la energía, las comunicaciones, el transporte, se producía el desabastecimiento general y a partir de ahí el caos, el sálvese quien pueda y el retroceso.
Al escribir el título y durante mucho tiempo, he utilizado de forma indistinta los términos de novela distópica o novela postapocalíptica pero claramente no son lo mismo. La novela distópica suele presentarnos una sociedad futura en la que, normalmente gracias a la “nefasta” tecnología, una pequeña parte de la sociedad domina al resto convirtiéndoles en poco más que esclavos. La postapocaliptica nos presenta una sociedad que ha sufrido un apocalipsis en el que desaparece gran parte de la humanidad y el resto debe sobrevivir, últimamente haciendo frente además a zombies que quieren acabar con ellos.
Hay dos novelas, escritas por cierto en el mismo año 1949, que ilustran ambos subestilos de la ciencia ficción. La mítica y madre de todos los conspiranoicos “1984” de George Orwell sería el ejemplo perfecto de la novela distópica. En el lado del subestilo postapocalíptico, el libro que me impactó sobremanera y que aún hoy en día sigo considerando el mejor, es “La tierra permanece” de George R. Stewart. Plantea lo que para mí era, antes de la pandemia, el peligro real de un apocalipsis, el hasta dónde retrocede la humanidad y si vuelve a recuperarse. Para saberlo recomiendo su lectura.
Tengo que reconocer que esta novela y otras similares hicieron que me entrase el gusanillo sobre técnicas de supervivencia y de sistemas para tener una reserva de alimentos “por si acaso”. No anduve lejos de hacerme un zulo con comida y estudié sistemas para conservar legumbres, harina, pasta y alimentos similares durante muchos años. Todavía conservo la dirección de la página de bolsas MYLARD, https://www.mylarshop.com/es/, que junto con los absorvedores de oxígeno permiten conservar alimentos durante más de 25 años. Nunca se sabe.
Cuando llegó la pandemia de verdad, los primeros días, muchas veces pensé en que, por miedo al ridículo, no me había atrevido a dar el paso y que igual me iba a arrepentir lo que me quedase de vida. Yo era un experto en el género de novela postapocalíptica con virus de por medio, casi siempre con zombies eso sí, y el proceso de colapso general era siempre inevitable. Fallaba la distribución y se producía el caos.
Pero no falló y el caos no sólo no se produjo, sino que ha quedado claro que el mundo tiene más capacidad de reacción de la que pensaba, al menos yo. Que los supermercados continuasen funcionando con casi total normalidad y que se consiga una vacuna contra un virus en 9 meses, acaba con cualquier género literario que se base en el caos apocalíptico. Ya no resultará creíble.
Durante un tiempo continuarán algunas series y novelas sobre el tema destinadas a quienes no eran aficionadas al género, pero a los expertos en él nos han quitado la emoción. ¡¡¡Qué bien!!!
Ya que estamos hablando de él y que quizá a alguien le queden ganas de leer novelas del género postapocalíptico, voy a citar algunas que me han gustado además de “La tierra permanece”,
“Apocalipsis” y “Cell”, dos novelas del multitarea y multigénero Stephen King.
La aventurera “Apocalipsis Z” y la inquietante “Veinte” muy entretenidas novelas de Manel Loureiro.
La original, por lo verosímil, “Apocalipsis Suave” de Will McIntosh.
La impactante “El día de los trífidos” de John Wyndha.
La famosísima y depresiva “La Carretera” de Cormac Mccarthy.
La aventurera "El Martillo de Lucifer" de Larry Niven.
La novela juvenil "Mecanoscrito del segundo origen" de Manuel de Pedrolo.
Por último y aunque no es una novela, pero es un muy buen libro, un compendio del conocimiento, “Abrir en caso de Apocalipsis: Guía rápida para reconstruir la civilización” de Lewis Dartnell.
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