jueves, 17 de noviembre de 2022

¿Pero quién cuida de mi escuela? el edificio


En la escuela de uno de mis nietos, el año pasado, al inicio del curso, había una pintada con una parte borrada y otra a medias en la que al final se leía con claridad la palabra “puta”. No duró todo el curso, se borró en alguno de los períodos vacacionales , yo creo que en el de la semana santa. En cualquier caso el hecho es que hubiese sido mucho tiempo hasta una semana.

En el mismo centro hay varios edificios, uno de ellos es el de los más pequeños. Resulta enternecedor verlos cómo van y vienen del comedor, que está en otro edificio, todos de la mano en fila pegados a la pared con la cuidadora al frente. Llevo unos 8 años yendo , de vez en cuando solamente, a buscar algún nieto o nieta, y son los mismos que llevo escuchando lo bien que les vendría una simple tejavana para los días, frecuentes en euskadi, que llueve. A día de hoy no hay nada.

¿Ocurrirían estas cosas en un centro privado o en una ikastola? ¿Porqué sí ocurre en los centros públicos?

Pues ocurre porque los centros escolares públicos no se gestionan a sí mismos, dependen siempre de terceros hasta para “tonterías” como las descritas.

O bien dependerán de que el personal del ayuntamiento, que por lo visto casi siempre tiene otras prioridades, tenga tiempo para repintar la pared o dependerán de que la concejala o el concejal de turno tenga presupuesto o ganas, o dependerán de algún estudio de algún departamento de Educación para el “proyecto” de tejavana.

¿Cómo va a querer nadie formar parte de la dirección de una escuela para depender de la buena voluntad del Ayuntamiento o del departamento correspondiente de Educación para mantener su centro en las mejores condiciones posibles?

¿Cómo van a competir con los centros concertados privados y con las ikastolas que son propiedad de empresas y cooperativistas que se ocupan de su propiedad de forma personal y directa?

Y aquí no estamos ante los famosos recortes, ni ante la gran falta de inversión en el sector público, estamos simplemente ante un problema de mala gestión que contribuye muchas veces a que se generen diferencias en el estado de los centros debidas al interés puesto en su cuidado y mejora.

Comprendo que el mantenimiento y mejora de muchas escuelas dependen de los Ayuntamientos que se deben de encargar de unas tareas que, al no sentir como propias, dudo que constituyan una prioridad para ellos y me imagino la capacidad de influencia que tendrán las direcciones de los centros públicos en los ayuntamientos, prácticamente ninguna.

Pero es que además poco a poco las escuelas van a ser centros tan informatizados como cualquiera de los departamentos más modernos de cualquier administración con una gestión de puestos y de equipos informáticos de muy alta movilidad y complejidad y con unas necesidades en materia de comunicaciones en red cada vez mayor. No quiero pensar en la gestión de la red de área local de cada centro, con sus servidores, directorios, permisos, copias de seguridad, centros de impresión,...etc. Me imagino que de esto se encargará Educación y no el Ayuntamiento, pero en cualquier caso la dirección del centro estará dependiendo de terceros ante cualquier contingencia.

Qué no hablar del mantenimiento de todo tipo de instalaciones de seguridad, incendios, videocámaras, cableados, etc.

Yo creo que esto se debe gestionar descentralizadamente y con un nivel amplio de autonomía de los centros. Deben contar con un presupuesto propio para todo el mantenimiento y mejora del centro. Deben poder recurrir a los proveedores de servicios directamente sin intermediarios, ya se juzgará su gestión por quien corresponda y si no son competentes ya se les cesará.

Probablemente resultará antieconómico que cada centro recurra a un proveedor de servicios diferente. Lo lógico sería generar una estructura geográfica descentralizada, con áreas al estilo de las comarcas de Osakidetza y sus gerencias, que gestionen varios centros y que subcontraten los servicios de forma mancomunada “pero sin actuar de intermediarios en la gestión de cada centro”.

Evidentemente no es ésta la única razón para proponer una descentralización organizativa, la principal seguirá siendo favorecer el despliegue y seguimiento de los planes y las mejoras de todo tipo, pero sí la considero importante.

Por ejemplo, una estructura de este tipo sería la única que, liderando a los equipos directivos de su comarca, habría conseguido tras la pandemia aprovechar el verano para organizar una vuelta al trabajo realmente eficiente y a futuro sería la garantía de inicios de cursos con calidad porque, evidentemente, no habrían estado ni estarían de vacaciones todo julio y agosto. 

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