Como decía en la entrada anterior de gestión pública, desde que se apagó la llama de los sistemas de calidad que encendieron entidades como Euskalit y que prendió temporalmente en algunas organizaciones públicas, y creo que un poco por acallar voces, se ha puesto de moda nombrar como personas directivas a personal funcionario. Para mí no es suficiente...
Para RAFAEL JIMÉNEZ ASENSIO en la ya citada publicación de 2006 “LOS DIRECTIVOS PÚBLICOS EN ESPAÑA (TRES TESIS Y ALGUNAS PROPUESTAS)” tampoco resulta suficiente y comenta sobre el origen de esta tendencia, la ley LOFAGE de 1997:
“Con la LOFAGE se abre un proceso de profesionalización de ciertos puestos que se traduce en el libre nombramiento entre funcionarios pertenecientes a un cuerpo o escala para cuyo ingreso se exija titulación superior pero independientemente de cuál sea la experiencia, las competencias o los méritos que acrediten esos funcionarios y si son, en fin, idóneos o no para la cobertura de ese puesto directivo.
“Con la LOFAGE se abre un proceso de profesionalización de ciertos puestos que se traduce en el libre nombramiento entre funcionarios pertenecientes a un cuerpo o escala para cuyo ingreso se exija titulación superior pero independientemente de cuál sea la experiencia, las competencias o los méritos que acrediten esos funcionarios y si son, en fin, idóneos o no para la cobertura de ese puesto directivo.
Planteada en esos términos la cuestión, no puede calificarse el modelo de forma positiva precisamente. Esa es, por tanto, la “gran reforma” que a finales del siglo XX ha emprendido España en materia de directivos públicos. Sencillamente decepcionante, sobre todo si se compara con los procesos llevados a cabo en otros países
Países como Estados Unidos ( “Senior Civil Service”), Reino Unido, Nueva Zelanda, Australia, Canadá, Italia, o más recientemente Bélgica, han impulsado profundas reformas en sus sistemas de dirección pública tendentes a introducir elementos propios del “modelo gerencial de dirección pública”, que se basa principalmente en un reclutamiento por mérito y un marco de responsabilidad gerencial”.
La única ventaja que veo que presenta el nombramiento de personal funcionario como personal directivo es que nos ahorramos un sueldo, por lo demás es igual, sólo cuenta la confianza, la valía se le supone, como se decía antes del valor. Ya he comentado que el peor directivo que he tenido que sufrir era un funcionario.
Quizá ya va siendo hora, antes de seguir adelante, de que precise a qué puestos directivos me voy a referir.
Creo que se pueden distinguir dos niveles genéricos dentro del conjunto de personas que dirigen actualmente la administración en el ámbito vasco:
Países como Estados Unidos ( “Senior Civil Service”), Reino Unido, Nueva Zelanda, Australia, Canadá, Italia, o más recientemente Bélgica, han impulsado profundas reformas en sus sistemas de dirección pública tendentes a introducir elementos propios del “modelo gerencial de dirección pública”, que se basa principalmente en un reclutamiento por mérito y un marco de responsabilidad gerencial”.
La única ventaja que veo que presenta el nombramiento de personal funcionario como personal directivo es que nos ahorramos un sueldo, por lo demás es igual, sólo cuenta la confianza, la valía se le supone, como se decía antes del valor. Ya he comentado que el peor directivo que he tenido que sufrir era un funcionario.
Quizá ya va siendo hora, antes de seguir adelante, de que precise a qué puestos directivos me voy a referir.
Creo que se pueden distinguir dos niveles genéricos dentro del conjunto de personas que dirigen actualmente la administración en el ámbito vasco:
• Altos cargos o cargos políticos de confianza, personal con componente claramente política: Consejerías y Viceconserjerías del Gobierno Vasco, Diputados y Diputadas de las Diputaciones y Concejalías en Ayuntamientos.
• Personal directivo : Direcciones en el Gobierno Vasco, las Direcciones Generales y Subdirecciones en Osakidetza, las Direcciones Generales y Subdirecciones en los Departamentos de las Diputaciones, las Direcciones y Subdirecciones de Area en Ayuntamientos y las Gerencias y Direcciones en Empresas Públicas, Direcciones y Subdirecciones de las OSI de Osakidetza, Responsables de Centros de Salud, Directores de centros educativos…. y alguno más que me dejaré.
De los altos cargos políticos hablaré en otro momento, ahora me quiero centrar en el segundo grupo el de las personas que constituyen el escalafón del personal directivo que estamos comentando y que resulta más controvertido.
Ya comentaré diferentes propuestas que he leído para este estamento directivo, yo por mi parte considero que es necesario establecer unas condiciones de acceso y las concretaría en tres:
• Tener competencias técnicas, deberá ser persona funcionaria o parte de la administración pública, conocer bien funcionamiento de la misma y si se trata de áreas especializadas, deberá tener además la formación y experiencia específica adecuada (Osakidetza, Educación, Hacienda…).
• Tener competencias de gestión y experiencia en labores directivas, es decir, debe haber recorrido con éxito las etapas anteriores de una carrera administrativa de gestión.
• Ser persona “de confianza” de los cargos políticos; igual que ahora, el cargo político debe confiar en que será capaz de llevar adelante los planes de la legislatura y de ejecutar el presupuesto aprobado y además de mantener una relación de confianza con él.
Es decir, defiendo que la persona directiva sea funcionaria, tenga competencias homologadas y experiencia previa exitosa en otros puestos directivos o gestores y que su cargo sea de libre designación y cese.
Intentaré defenderlo en entradas posteriores, lo que sí diré es que la mejor (y quizá la única) persona directiva que “he sufrido a gusto” tenía esas características.
Recuerdo también el caso del nombramiento como director general de una persona que sabía mucho de leyes e impuestos y que pasó a dirigir a cientos de personas y decenas de jefes de servicio y sección con la experiencia previa de haber dirigido sólo a su secretaria. ¿Porqué pueden ocurrir estas cosas? No lo recuerdo bien, pero probablemente porque le venía de maravilla a su jefe tener un experto que le asesore. Pero diréis ¿y quién dirige a los cientos de personas que de él dependen si se dedica a asesorar a su jefe?
¡¡¡Ah!!!…….. pero ¿hace falta que alguien dirija?
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